Desde los primeros tiempos, las personas han tenido la urgencia creativa de diseñar. En las sociedades preindustriales, la actividad del diseño estaba íntimamente ligada al proceso de creación. Los artefactos preindustriales los creaban (y aún los crean) artesanos que trabajaban directamente con la materia prima; casi no había separación de las actividades de diseño y creación como la hay en los artefactos industriales.
Se podría decir que el proceso artesanal preindustrial prácticamente no contenía «diseño» en el sentido que se entiende el proceso de diseño en la sociedad industrial. Es decir, no existían la creación de formas originales, ni la innovación, ni el dibujo o el modelo por adelantado a la creación del artefacto. Cada artefacto nuevo se hacía como réplica de su antecesor. Cada artesano especialista tenía una serie muy rígida de reglas para la forma del artefacto y para su proceso de creación. Los artesanos no tenían un meta conocimiento de por qué estas reglas y procedimientos se tenían que obedecer; sólo sabían que cualquier desviación de las reglas y procedimientos muy probablemente daría como resultado una falta en el artefacto.
Sin embargo, el proceso artesanal producía objetos que eran extremadamente aptos para las funciones que tenían que cumplir, eran complejos de formas y en la integración de sus componentes, estaban derivados de y adaptados a los materiales disponibles y los procesos de manufactura, y eran bellos. Teóricos del diseño como Alexander y Jones, que han intentado analizar las razones del éxito del proceso artesanal, han sugerido que funcionaba a través de un proceso de evolución artificial análogo a la evolución natural. Es decir que las formas exitosas y estables se desarrollaron a través de largos períodos de tiempo por un proceso de pequeñas adaptaciones y la retención de las mejoras.
Como en la evolución natural, este tipo de proceso sólo funciona bien mientras el medio se mantiene estable durante períodos muy largos. Con la revolución industrial, el medio artificial de los artefactos comenzó a cambiar con mucha rapidez. Se inventaron nuevos materiales, se desarrollaron nuevas fuentes de energía para impulsar las máquinas, se introdujeron nuevos procesos de manufactura y las nuevas necesidades sociales y técnicas requirieron de nuevos artefactos.
Para manejar estos cambios, se desarrolló un nuevo proceso industrial de diseño. En este proceso, el diseño se separa de la creación, y se establece como un oficio aparte. Este proceso permite y fomenta el desarrollo de formas originales y de nuevos artefactos; permite ciertas pruebas y la evaluación de un artefacto antes de su producción real; permite que el artefacto total se subdivida en partes constituyentes que se pueden estudiar aisladamente; y permite la incorporación de nuevos conocimientos científicos a las decisiones sobre la forma, el tamaño y los materiales del artefacto.